Camino al cielo desde la isla

Publicado en TalCual el jueves 8 de octubre de 2009
En 1938, con 17 años de edad, publicó su primer libro de poemas con prólogo de Juan Ramón Jiménez. Hace una semana se apagó su voz a los 88 años. Fue narrador, crítico, investigador literario y traductor, pero la poesía fue el género que mayores satisfacciones y reconocimiento le dio en vida.
Cintio Vitier nació el 25 de septiembre de 1921 en Cayo Hueso, Estados Unidos, pero se crió en Matanzas y llegó a La Habana en 1935. Amigo desde la adolescencia del poeta Eliseo Diego, ambos fueron fundadores de la revista Orígenes, dirigida por José Lezama Lima desde 1944 hasta 1956, fecha en la que se dejó de imprimir.
Se casó en 1947 con la poeta Fina García Marruz, quien le sobrevive y con quien tuvo dos hijos, los músicos José María y Sergio.
Vitier obtuvo el Premio Nacional de Literatura cubana en 1988, el premio internacional de Poesía Juan Rulfo en 2002 y el título de Oficial de Artes y Letras de Francia. Recibió doctorados honoris causa de las universidades cubanas de La Habana y Marta Abreu de Las Villas, así como de la universidad de Soka en Japón.
Entre su obra poética figuran los libros Testimonios (1968), La fecha al pie (1981), Antología poética (1981), Hojas perdidizas (1988) y Poemas de mayo a junio (1990). Como investigador y crítico destacan sus trabajos Cincuenta años de poesía cubana (1952), Lo cubano en la poesía (1958), Poética (1961), Temas martianos (1969), escrito en colaboración con su esposa, y Crítica sucesiva (1971). En narrativa resalta De Peña Pobre (1980) y Cuentos soñados (1992).
Fue católico practicante y durante la década de los setenta la publicación de sus libros fue demorada por las autoridades culturales, pero después de la caída del bloque soviético no importaba ya tanto que su obra no respondiera a los cánones marxistas. No sufrió persecuciones, prisión o destierro, como sucedió con los poetas Heberto Padilla, Reynaldo Arenas, Virgilio Piñera o Raúl Rivero. Incluso en sus exequias estuvo presente el presidente Raúl Castro y el diario Granma lo exaltó a página completa como "uno de los más notables intelectuales cubanos de nuestra época", honor que no reciben quienes disienten abiertamente del régimen cubano.
"Y sale cantando y llorando y resplandeciendo, y va silencioso a ocupar el puesto que le asignan", es el final del poema La voz arrasada. Así sucederá con los versos y escritos de Cintio Vitier.

Examen del maniqueo
Cuántas veces ha sido humillada tu soberbia:
la soberbia del maniqueo.
Cuántas veces has tenido que beberte las lágrimas de hiel
de no ser puro como un ángel.

¿De qué vale sutilizar los argumentos?
-Sí, has colaborado con todo lo que odias,
con la múltiple cara del mal.
¿En mínima medida? ¿Sólo por omisión? ¿Sólo para ganar el pan?
Nada puede consolarte.
-Nada:porque menor o más irrechazable haya sido tu complicidad,
más esencial es tu miseria,
y mientras creías estar amparando en tu casa a los dioses siempre derrotados,
no eras más que un oscuro obrero de la monstruosa construcción.

Y así, cuando llegues a la presencia de tu Señor, no podrás decirle:
fui puro, no pacté, no mezclé mi alma con las tinieblas,
sino tendrás que confesarle: soy
esta mezcla deleznable,
me fue impuesto el insulto de la promiscuidad,
tuve que dar al César lo que es del César
y al cuerpo lo que es del cuerpo,
soy uno más, perdido y manchado, en el rebaño,
-quise salvar la luz, pero no pude.

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