La guerra y la pereza

José Vicente Rangel pretende dar lecciones de dignidad y periodismo
Los burócratas que ahora son gobierno justifican los atropellos contra los Derechos Humanos, auspiciados y permitidos por ellos, con el frágil argumento de que antes también sucedían. En las administraciones de Betancourt y Leoni hubo presos políticos y manifestantes abaleados, en la de Chávez también. Pareciera que la razón que tiene José Vicente Rangel para formar parte del poder no es otra que justificar todos sus errores con las equivocaciones de sus adversarios.


En los años en que AD y Copei dominaron la política no sólo se violaron los derechos humanos, sino que además la corrupción administrativa fue permitida y auspiciada, igual que en este gobierno del MVR, PPT, Podemos y el PCV. Durante el "puntofijismo" hubo oficiales que llegaron a generales quemándose el pecho haciéndole parrillas a Blanca Ibañez, ahora los soles se reparten a quienes se queman las manos de tanto aplaudir los chistes del teniente coronel. La escritora española Rosa Montero afirmó que la transición en su país a la muerte de Franco fue conducida por los hijos de quienes hicieron la guerra ¿Se tendrán que morir todos los que vivieron durante la insurrección armada de los sesenta para conseguir la paz en Venezuela?

El filósofo español Julián Marías escribió en su ensayo La guerra civil ¿cómo pudo ocurrir?, publicado en 1980, que una de las causas de la guerra civil española fue la pereza. "Pereza, sobre todo, para pensar, para buscar soluciones inteligentes a los problemas; para imaginar a los demás, ponerse en su punto de vista, comprender su parte de razón o sus temores. Más aún, para realizar en continuidad las acciones necesarias para resolver o paliar esos problemas, para poner en marcha una empresa atractiva, ilusionante, incitante. Era más fácil la magia, las soluciones verbales, que dispensan de pensar y actuar".

En estos tiempos de heroicidad estúpida y pensamiento frívolo los que disfrutan la comodidad del poder quieren hacernos creer que después de Chávez sólo retornarían los protagonistas de los "cuarenta años de puntofijismo". Para el Gobierno no hay oposición posible, cualquiera que haga una crítica lo hace en nombre de "las cúpulas podridas", o son "fascistas, golpistas y terroristas". Con la gente que pertenece a la izquierda moderada son más críticos, a ellos los acusan de "traidores". Todo lo reducen a un pensamiento simple, le tienen miedo a la duda, a la complejidad. Son verticales, forman parte de un ejército, por eso los verdaderos líderes del MVR son los militares. No están formados para gobernar, sino para mandar y obedecer. La paz para ellos es una derrota.


Lo escribió en el libro Adiós muchachos, Sergio Ramírez, ex vicepresidente de Nicaragua durante el gobierno sandinista, al referirse a las elecciones que perdieron en 1990: "La guerra misma, compuesta de ausencias, separaciones, sufrimientos, muerte, y falta de perspectiva de su fin para la gente que padecía bajo su peso fatal, sería el gran adversario electoral, y no podríamos derrotarlo".

Publicado en el diario El Mundo de Caracas el 30 de marzo de 2004.

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