Chorts 2010 comenzó con dos funciones a sala llena



Un payaso quejándose groseramente de un desencuentro amoroso fue la primera imagen del II Festival de Cortometrajes Caracas Chorts 2010 que comenzó anoche, con dos funciones a sala llena, en el Celarg. La escena inicial de La conclusión de Quevedo de Alejandro Hernández-Vera abrió la muestra que se extenderá hasta el 24 de noviembre.
Catorce cortometrajes, once de ficción y tres de animación, competirán por los premios en cada una de estas categorías que serán otorgados por un jurado compuesto por el cineasta Hernán Jabes, el crítico Sergio Monsalve y Rodrigo Llamozas, gerente de distribución de Cines Unidos. Este grupo también se encargará de seleccionar al mejor actor, mejor actriz, mejor dirección de fotografía, mejor edición, mejor dirección de arte, mejor sonido y mejor dirección. El público podrá votar para seleccionar su película preferida.
Además del corto de Hernández-Vera se proyectó Ley orgánica 1/92 de Juan Fermín, ambas obras producidas por Bajo la manga, creadora y promotora del festival. Estos dos cortos no participan de la competencia.
Fermín y Hernández-Vera hablaron antes de la proyección. Dieron las gracias a todos los involucrados en el festival, especialmente a Daniel Ruiz-Hueck, productor ejecutivo de Bajo la manga, quien no pudo estar presente en el evento. Fermín resaltó que en esta edición del Chorts no hay documentales, como sucedió en la primera, pero consideró importante que hubiera tres cortos de animación, género del que no hubo obras en 2009.
"Es gratificante crear espacios de distribución y exhibición de obras cinematográficas. Nosotros también somos realizadores, tenemos nuestros trabajos y los presentamos en otros festivales, pero ponemos nuestro granito de arena para el resto de los realizadores. Queremos abarcar la producción, la difusión y la distribución de obras" aseguró Fermín, quien además de guionista es uno de los socios de Bajo la manga, junto a Raúl Hurlev y Ruiz-Hueck.
Desde las 6 y 30 de la tarde el público comenzó a llenar las instalaciones del Celarg. El evento anunciado para las 7 de la noche, comenzó con 20 minutos de retraso, hecho que no generó malestar entre los asistentes que esperaron pacientemente para disfrutar del estreno de los dos cortos. Al terminar las proyecciones, los espectadores disfrutaron de un brindis con whisky, a diferencia del payaso de la escena inicial que además de quejarse de una mujer, estaba molesto porque un mesonero no llenaba de ron el vaso vacío que tenía enfrente. Las fotografías son de Renier Otto.

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