Ciudad, violencia, incomunicación y ternura


Las diversas muertes ocasionadas por el tráfico de un revólver, la inesperada aparición de un vendedor en un típico duelo entre vaqueros, la sorpresiva propuesta de una niña ante el divorcio de sus padres, la lección que un pescador le brinda a su hijo para superar el miedo. Anoche se exhibieron ocho cortos en el II Festival Chorts 2010, en este texto comentaremos sobre los cuatro primeros.
El público rebasó la capacidad de la sala de cine del Celarg. Las 160 butacas se hicieron pocas. Calculo, así por encima, que más de 100 personas se quedaron sin entrar. Los organizadores de Bajo la manga trataron de hacer magia para complacer a todos, pero es imposible. Es un hecho que el Chorts 2011 debe buscar espacio en un cine con varias salas, algo que seguramente se debe estar cocinando para la próxima edición.
Bala perdida, corto dirigido por Belén Orsini, muestra todas las vueltas que da un arma, que nunca debió dejar de ser la evidencia de un crimen. Aquí se cuentan las muertes ocasionadas por la corrupción del sistema policial; la descomposición social de una ciudad en la que los guardias nacionales, o delincuentes disfrazados como tales, hacen alcabalas para secuestrar a niños. Una historia de ficción con imágenes reales de las protestas que sacudieron al país por la muerte de los hermanos Faddoul en 2006. Un joven pelotero, una niña que compartía con sus abuelos, los malandrines que retan a la vida jugando a la ruleta rusa, la prostituta que huye de la policía, la madre que se venga matando al asesino de su hijo, el chamo que no aguanta más la violencia doméstica de su padre, o de quien hace las veces de él. Violencia que es presentada con un ritmo frenético, el mismo ritmo con el que el revólver decomisado vuelve a la calle gracias a un sistema corrupto.
El Duelo, el corto de animación de Jesús Barrios, parece una típica escena de western entre un forajido y un sheriff representado por un cochino y un toro respectivamente. La tensión de saber quien disparará más rápido, quien vencerá en este duelo con pistola al cinto, si el bueno podrá con el malo, es interrumpida por el reguetón a todo volumen de un vendedor, con cuerpo de hipopótamo, que maneja su camión cava y sabe hacer negocios. La imagen que acompaña este texto es del cortometraje.
En Bangladesh, corto dirigido por Héctor Orbegoso, una joven pareja de clase media alta, que transita el difícil momento de la separación, es sorprendida por su hija de 7 años de edad, que junto a un amiguito, les comunica su intención de casarse a pesar de los impedimentos legales y las críticas que recibe la pequeña por parte de sus padres. ¿Qué por qué se llama Bangladesh? Pues para eso hay que disfrutar el corto y dejarse llevar por esta historia.
En Caracoles y cascabeles, dirigido por Gustavo Rondón Cordova y escrito por Rafael Velásquez, un pescador observa, con preocupación, el cambio de comportamiento de su hijo. La solidaridad y complicidad entre ambos los unirá para vencer el miedo a lo desconocido. Una historia que va sugiriendo y mostrando cómo se alimenta la relación entre padre e hijo, al ritmo de las olas y la brisa marina.
Cuatro historias diferentes en su temática y ritmo. Los cuatro primeros cortos en competencia del Chorts 2010.

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